deponer desde aquí todo mi cuidado en V. R.as.
Lo 1o, pues, que ante todas cosas ruego y encargo a
V. R.as es que delante de Dios pondérese con diligencia lo q[u]e de ningún modo puede dudar y es que entre los cuidados de su officio, el pr[incip]al es encender y promover en
los suyos, con todo el esfuerzo posible, el amor y aplicazión a las cosas espirituales, por ser este el origen de donde deven únicamente dimanar todos los demás bienes a una familia religiosa.
Lo 2o: se deve poner cuidado en que n[uest]ros Juniores sean bien y rectam[en]te instruidos y enseñados desde el
Noviciado en el modo de orar, proporcionado a la práctica
y espíritu de la Comp[añí]a.
Lo 3o: no deven los Juniores y H[ermano]s Coadjutores después del Noviciado ser destituidos ni dejados al cuidado de sí mismos en esta parte como con gravíssimo daño, assí de ellos como de la Comp[añí]a, frequentem[en]te suele acontecer, por el
descuido, nunca bastantem[en]te llorado de los Superiores, dévense
señalar idóneos, perfectos de espíritu a los quales se ha de
encargar e insistir en que no hagan superficialm[en]te su officio, que es de summo peso, cuya obligaz[ió]n es atender pr[incip]alm[en]te en la cuenta de conciencia quán aplicado sea cada qual a la oraz[ió]n, quán quidadoso y negligente, quán bien o mal instruido en ella, y dónde fuere necesario
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