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Fee o de la virtud a 1os que En la yglesia quedan En pie. De manera queue
Se puede dezir lo que dize san pablo[1] que la maldad del antechristo
quea de venir: ya a començado a obrar y dar señas de lo muncho que
despues hara. Peligrossisimos Estan nuestros tiempos: y que dan materia
de Entranable
gemido delante el acatamiento de Dios y decirle: ç;2_t1are errare
11os feciste de viis tuis, indurasti co1· nostrum ne tun.eremus te.
Los pies de la estatua, que es lo postrero de :Jia, tienen unos
dedos de hierro y otros de barro; y en los tiempos postreros
en que estamos tiene la gente durisimo coraz6n, com? de
hierro, para 1as cosas de Dios, e inclinado a cosas de tterra,
hecho un poco de barro. Y remedio eficadsimo conviene que
sea el que ha de remediar tanto mal para que no seamos enoafiados
con las palabras que dedan los de Hierusalén: T emplum
Domini, templum Domini, templum Do.mini est; y .con
lo que dedan en tiempo del profeta: Numqutd non D?;nznus
in medio nostrnm? Non venient super nos mala. Y enuendase
que, pues ha habido mudanza notable en la lglesia para los males,
cuanto al remedio de ellos es menester otra mudanza tan
nueva en el bien corno aquélla en el mal.No hay cosa fuerte
para la ira de Dios; no consejo, no reino, no favor de nadie,ni otra cosa alta ni baja. Comenzado ha a sacar su espada David;
y, si al camino no sale la prudente y humilde AbigaiJ,
que es la pcnitencia, no hay quien excuse su muerte a Nabal.
Y para predicarse ésta corno era raz6n y despertar al pueblo
del mortifero suefio en que esta, eran menester unos espiritus
semejables a los de los profetas, los cuales amargamente
lloraban los pecados del pueblo, y con mucho sentimiento de
ellos [los] dedan y con sefiales exteriores los encaredan. Y,
en fin, era menester un fervor corno el de San Pablo en Efeso,
que no se contentaba con predicar publicamente, mas aun
entraba en
- ↑ Cf. 2 Tes 2,7.