reparados y con sobrada razon bien mormurados. Para que el oido par[ti]cipe tambien de su recreo bastara que al tiempo de la comida canten los musicos unas letras, ô chansonetas, que toquen sus instrumentos e ynterpolen varios sones de chirimias que es variedad que deleyta, y sin tanto ruydo y estruendo recrea.[1]
Lo 4.o en las chacaras del comun ô Tûpâmbaè pareze se reconoze ay excesso en algunos Pueblos, con que junto a que este afan con el empeño que ay de varias obras introduciendose algunas bien deficiles y magnificas los çençenan an a los indios el tiempo de hazer sus chacaras, y de carpirlas ò de coger sus frutos; con que los miserabales a vezes los padezen y hazen padezer a otros hurtandoles sus sementeras. Deso ayga en todo aquesto reparo de suerte que se dispongan con tal modo las faenas, q[u]e ayga tiempo para las del comun y le[s] sobre mucho para las suya[s] a cada particular, y asi ruego à V. R.as que dandoles el tiempo a los indios basta[n]te para sembrar, y coger sus frutos se tenga cuidado que los tengan muy sobrados: porque en hambreandolo padece el cuerpo, y el alma por seguir de semejante penuria los hurtos, fugas, destrozos y demas desordenes que no pocas vezes se experimentan en los Pueblos. Esto es lo que ruego à V. R.as y por no alargarme mas a todos mis Padres Missioneros pido con todo afecto se me queden con Dios encomendando a su diuina Magestad para que mediante sus fervorosas oraciones y Santos Sacrificios me conceda el Señor la salud y acierto e[n] mi oficio con el consuelo de todos es lo que mas deseo. San Ignacio del Paraguay, y Diziembre 22 de 1707.
- ↑ B.Ibañez Echávarri, El Reyno Jesuitico, 40.