castigos para tener los obedientes para evitar yerros, caydas y escandalos.
Y ya que hemos llegado a los castigos conviene evitar dos extremos; el uno es del rigor demassiado, que tienen los que no disimulan falta alguna esto aun entre religiosos fuera excesso quanto mas entre naturales tan rudos y de suyo mal inclinados. Pero si algo se le ha de perdonar mas de ordinario han de cer las faltas en acudir a cosas temporales, que no son peccados los quales juzgo que solo deben castigarse a mas no poder, quando no aprovechan otros medios de blandura. Y el castigo no ha de cer con palabras injuriosas semejantes a las que acostumbra[n] los seglares en tales occassiones mal acondicionados. Palabradas tales desdizen tanto de la autoridad religiosa, que en qualquiera seglar de algun parte son feas, ni sirven mas que de irrittar al indio, y persuadir le, que el Padre obra entonses mas por enojo, que con justicia, y despreciale como opacionado [sic]. Y es digno de conciderar, que aun en los estrados forenses donde se condena al reo segun todo lo que merece su causa. Siempre fuera tachado el juez, que se demandasse en palavras afrentosas. Otro estremo es de demasiada indulgencia, con que algunos Padres nunca, a rara vez se persuaden a que delinquen hijos. La qual remission se experimenta que entre estos pobres es como incentiuo de multiplicarse peccados. Ni es necessario esperar plenas probanzas contra el acusado, y mas si ya tenia mala fama: pues basta el aver dado motivo, a que del se diga lo que no se dize de otros; que assi obra un Padre dilige[n]te con sus hijos, apartandolos no solo de las notorias caidas, sino de las ocassiones y sospechas dellas. Aun mas dañoso fuera, si queriendo los Superiores averiguar algunos delictos, sus proprios Curas fuessen causa que no se descubriessen no cooperassen con los medios necessarios para sacar a lus la verdad, persuadiendo a los mismos indios que la digan; quiera Nuestro Señor que no haya sido esta la causa porque ha cundido tanto el contagio, que expondria a su total ruyna esta ferborosa christinadad, estando tantos años oculto contra la natural facilidad en hablar lo que saben los indios tambien conviene que no le agan los castigos en Domingo quando la
castigos para tener los obedientes para evitar yerros, caydas y escandalos.
Y ya quehemos llegadoalos Castigos conviene evitar dos extremos; el uno
es del rigor de massiado, quetienen los que no disimulan falta alguna esto aun
entre Religiosos fuera excesso quanto mas entre naturales tan rudos y de suyo
mal inclinados. Pero si algo sele ha de perdo nar mas de ordinario handecer
las faltas en acudir àcosas temporales, quenoson peccados los quales juzgo queso
lo deben castigarse. amas nopoder, quando no aprovechan otros medios deblandu
ra. Y el Castigo nohadecer conpalabras injuriosas Semejantes alasque acostumbrā
los seglares entales occassiones mal acondicionados. Palabradas tales desdizen ta
nto dela autoridad Religiosa, que en qualquiera seglar de algun parte sonfeas,
ni sirven mas que de irrittar al Indio, y persuadir le, que el Padre obra en
tonses mas por enojo, que conJusticia, y desprecialecomo opacionado [sic]. Yes digno de
conciderar, queaun en los estrados forenses dondese condena al reo segun todolo que
merece sucausa. Siempre fuera tachado el Juez, quese demandasse enpalabras afrento
sas. Otro estremo esde demasiada indulgencia, conque algunos Padres nunca, ara
ra vez seperseduen aque deliquensus hijos. La qual remission se experimenta que
entre estos pobres escomo incentiuo demultiplicarse peccados. Ni es necessarioesperarple
nas probanzas contra el aCusado, y mas siyatenia malafama: pues basta el aver
dado motivo, aquedel sediga loquenose dize de otros; que assi obra un Padre diligē
te consushijos, apartandolos nosolo delas notorias caidas, sino delas ocassiones
y sospechas dellas. Aunmas dañoso fuera, siqueriendolos Superiores averiguar
algunos delictos, susproprios Curasfuessen causa que nose descubriessen con
no cooperassen con los medios necessarios parasacar alus la verdad, persua
diendo alos mismos Indios quela digan; quiera Nuestro Señor que no
haya sido esta la causa porque ha cundido tanto el contagio, que expondria
a su total ruyna esta la natura ferborosa Christinadad, estando tantos a
ños oculto contra la natural facilidad en hablar lo que saben losIn
dios tambien conviene que nole aganlos Castigos en Domingo quando la