que q[uan]do lleguen los Comisarios del Rey, tengan ya los yndios evacuados los Pueblos y retirados sus efectos; pedir encarecidam[en]te a S[u] R[everendísima] y aun ordenarle, como lo hago, que por sí o por medio del sugeto que señalare, y todos los
Missioneros, travajen con el mayor cuidado y vigilancia en or[de]n a conseguir este fin y tener convencidos a los yndios para lograr conveniencias p[ar]a que les haga obedecer a S[u] M[agestad] Cathólica, quedándose vasallos suyos, pues de esta suerte conservan s[iem]pre y aseguran la Doctrina de sus P[adr]es Misioneros, y se hacen vasallos del Rey de Portugal no se save a qué los entregará S[u] M[agestad] de donde puedan temer que así por eso, como por la concurrencia de tantas Nazion[e]s estrangeras, como concurrirían de aquellas partes, un vez hecho el traspaso de Pueblos y territorios, están muy expuestos a pervertirse, y perder sus almas. Espero del celo de V[uestra] R[everendísima] me sacará con todo lucim[ien]to de este empeño que me tiene con la mayor solicitud, por ser tan importante a los intereses del Rey Cathólico, al honor de la Comp[añí]a y a la gloria de Dios. N[uestr] S[eño]r y el más poderoso para obligarme a premiar a V[uestra] R[everendísima] con aquellos premios que puede dar la relig[ió]n en los s[an]tos sac[rificio]s de V[uestra] R[everendísima] muera; Roma y julio 21 de 1751.
D. I. R.