Mis Pes Misioneros
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Las noticias de los repetidos desórdenes que se ban experimen-
tando en los más de los pueblos de estas santas missiones
me estimuló a buscar* la raíz de tanto mal para arrancarla y
aplicar los remedios más proporcionados, antes que el mal se
hiciese incurable con el dissimulo y su continuazión. De este
fin traté la materia con los PP. que asistieron a las Juntas
de los dos Ríos y todos (exceptuando dos) fueron de parecer
que la principal causa de los desórdenes y menoscavos de las ha-
ciendas de los pueblos era el governarlos sobre unos mismos yndios
que con el largo uso de mandar, se olvidaban de la depen-
dencia que devían tener, aspirando a un govierno despótico
que sería la ruina de los pueblos, como ya se havía comen-
zado a experimentar y que para ebitar estos males sería
bien se mandasen por ahora todos los Correjidores y Ma-
yordomos y que en adelante ningún Correxidor lo fuese,
sino solo por quatro años; que los que ahora dejan de serlo
no pueden tener officio en Cavildo este año próximo de [1]732.
Que ninguno de los que este año son Cavildantes, pueda serlo
en el dicho año de [1]732. Yo soy del mismo sentir que
va expresado y ordenado; y ordeno seriamente a V. Ras