CÉSAR AUGUSTO
Para la Cesárea Majestad del Emperador mi carta, la cual remito Vuestra Paternidad Reverenda abierta, para que la lea primero antes de enviársela
con mayor maravilla y con el pasmo mayor que en esta tierra jamás
fabricó humano primor, con su retrato de pluma que varias veces he escrito
a Vuestra Paternidad Reverenda del; cosa de asombro y de admiración y espanto que no
hay lengua para decir ni cantar ni exagerar, la perfección y hermosura
con que aquellos bárbaros hicieron una obra tan bella y tan peregrina,
gracias a la infinita sabiduría de Dios que quiso darles tal gracia, cual que no la
puede haber en todas las naciones del mundo, para obrar una maravilla
tan admirable que no pienso ha sido otra cosa sino que la Majestad de Dios
ha cooperado a ello, viendo mi buena intención que tuve para mandarlo
hacer, y remitirlo en orden a aquel negocio y para que Vuestra Paternidad Reverenda de su parte
le hiciera un grande servicio en recompensa de los favores y mercedes que esta
continuamente recibiendo de su Majestad Cesärea; es tan grande la belleza
y hermosura con que qiiedö esta pintura acabada, que todos allä en Mechoacan
confiesan que no se ha hecho jamäs alii cosa tan admirable y tan
primorosa, como lo verä Vuestra Paternidad Reverenda por esa carta que aqui va, que le escribiö
el sefior canönigo Sebas tian de Pedroza y Züniga, el cura de la ciudad de
Päzcuaro en cuya presencia y casa se hizo, trayendo a ella diez maestros pintores
que mäs de tres meses coniitinuos trabajaban en ella, dändoles de comer y
sustentändoles todos los dias, y dändoles muchos regalos, principaliiiente
vino de que eilos son muy amigos; con que en sustentarlos, regalarlos y pagalles
su salario todos los dias, se gastaron 150 pesos reales de ocho, sin mu chos
otros gastos que para ello tuvo y costos de fletes como es tan iejos; pero habia acä
senior que daba 500 pesos por el retra to; quizä queria comprarlo para enviärselo
al Rey de Espana, co mo sabeii que es tantas veces su deudo, para hacerle muy grande servicio en ello; desque llegö el correo a toda priesa con el de Meclioacan, que si se tarda dos dias no era posible que fuera agora, no se ha vaciado esta casa de gente de la ciudad que vienen todos a verio por maravilla. Y no hay quien tenga palabras para exagerarlo; a unos pasma el pri mor de! cabello; otros admiran las letras iiegras, como de molde de cinta en e! ciierpo blanco sien- do asi que son de plumas; a otros asombra el ardid y sutileza con que hicieron la balona, con sus labores y puntitas, como si fuera la mesma de hilo que traerä puesta en Alemania el Cesar; otros reparan en la surna perfec- ciön con que trasunta ser el ra- mo, pues de la mesma manera