f. 15r
La iglesia negligencia En los Enseñadores y pastores. Y aunque las herejias
que se predican Sean apazibles a los apetitos del pueblo: todavia ay
muncho de que admirarse como a avido gente que En camino tan llano
y con sol de mediodia ayan tropeçado tan feamente. Y no se quita El
deseo de adquirir Si ay otra causa desta ceguedad mas de las dichas.
El altissimo y soberano juez Entre las flechas de su castigo que alança
contra los peccadores: tiene una que sin comparacion excede En rigor
a todas las otras: y que verdaderamente se llaman: y son: saetas de muerte.
Estas son quando castiga un peccado con otro. No porque El induzga
a hazerlo. mas que Por su justo juizio y castigo permite que
El tal peccado Se haga: y desto da la scriptura divina testimonio
En munchas partes. Y lo trata Particularmente San pablo En
la epistola ad romanos capitulo primero diziendo: revelatur enim ira dei
de celo super omnem impietatem Et justitiam hominum: eorum qui veritatem
dei in justitia detinent[1]. Y su intento Es hablar En aquel lugar
de unos hombres a quien dios por su bondad: dio conocimiento de si mesmos:
y Ellos no respondieron a este beneficio con servicios y agradecimiento
al señor que tal merced les avia hecho. Mas hincharonse con
sovervia: y siguieron las malas ynclinationes de sus coraçones:
haziendo obras contrarias a la verdad que En sus entendimientos
morava: de manera que la tenian como Encarcelada y opresa porque
no hazian lo que Ella Enseñava: mas echandola por las espaldas
y haziendola callar Seguian Sus antojos: y lo que Su mala voluntad
les pedia. Y Porque la verdad de dios Es cosa muy excelente y de
gran provecho y a quien El la da es gran merced que le haze para que oyendola:
y siguiendola con las obras sea El que deve y se salve: si el tal hombre
no la estima En lo que deve: ni la sigue con las obras ni la tiene en lugar
limpio como Ella merece: mas la tiene En lugar Ensuziado con
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- ↑ Rm 1,18.