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del Señor, que desampara en lo más necesario y provechoso a los suyos, y también es afrentar gravemente a tantos santos varones, teniéndolos por engañadores del pueblo cristiano, y, por consiguiente, condenados en el infierno por tales, ahora lo hiciesen con malicia, ora con ignorancia, porque en cosas tan importantes entra lo de San Pablo. Ignoranps ignorabitur. Y, pues todo es tan falso, que las piedras si pudiesen hablar, lo contradirían, resta que la credulidad se había de dar a los tales enseñadores pasados y quitarse a los presentes en lo que discuerdan unos de otros.
p Y, si alguno dice que no sigue estos errores por autoridad de quien los enseña, sino que por su proprio juicio los tiene por verdaderos, en ninguna razón cabe que uno sin estudio de letras sagradas y sin lo que se requiere para bien las entender, que es muy mucho, y mayormente una mujer moza tonta o vieja vana, o un hombre de vulgo, tengan por más acertado lo que les parece que lo que pareció a tan gran número de sabios y santos, de grandes ingenios y ejercitados en aquestas cosas. ¿Quién sufriría que en facultad de medicina o derechos, de arte militar o cosa semejante, habiéndose dubdado y disputado una cuestión por los sabios que ha habido en ella de mil o dos mil años acá, o después que hobiesen todos. convenido, al cabo de mucha deliberación, en la determinación de ella, que viniese ahora un hombre indocto en aquella facultad, o una mujer vana, y que de presto determinase lo que los sabios en tanto tiempo no habían sabido determinar, o, lo que peor es, reprobase lo que ellos habían determinado?
Ni se puede esto paliar con que unctio docet de omnibus. Porque, pues es divina ordinación que en la Iglesia unos enseñen y otros sean enseñados, y San Pablo no dice que la mujer se tenga por enseñada de Dios sin medio alguno, sino que en silencio discat in ecclesia, y pregunte a su marido en su casa, y el marido vaya a deprender de los obispos, a los cuales, como dice San Pablo, puso Dios para regir su Iglesia