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tija por ninguna ocasión que se ofrezca. Aunque le nazca al Rey de España el Primogenito, ó tomen sus Armas toda Inglaterra; porque esas cosas qué nos importa por acá á los que no reconocemos mas Rey que al Padre General? No se combinarán mutuamente los Pueblos para sus Fiestas, y en ellas no se harán castillos, ni de lienzo, ni de cueros (es que sirve esto mejor en los Almacenes de Buenos Aires, y Santa Fé), ni se harán otras semejantes invenciones, ni frontispicios, ni gradas, ni torres, ni barandillas, ni media naranjas para poner el Estandarte Real, solo se hará un castillo de ramazón. Es verdad que ese no perjudicará al Almacen, ni le hará pensar al Indio sea alguna gran cosa el Escudo de Armas, ó el dueño de ese Real Estandarte. Pero hay alguno en estos Pueblos que tenga los Castillos y los Leones? Yo no pude encontrar en alguno de ellos cosa que oliese á nuestra España, sino la intratable Comedia de Orontes, que estaba en Español.
60. No se permitan en la Fiestas, ú otra cualquiera funcion pelucas, ó cabelleras postizas, y las que hay se quemarán, para que no sirvan de ocasion de llevar adelante tan conocido desorden. Es asi; porque si los padres que están pelones, y precisaron á estarlo á estos Indios permitiesen ese desorden, ellos que estiman sobre todo la cabellera, viendose con una postiza, creerían que los Padres eran algo menos, y para que no se les pase por la cabeza tal desorden, vayan fuera de ella en todo caso las pelucas. Pero á lo menos por qué no se les dá á estos infelices un gorro, un casquete, montera, ó sombrero contra el frio y el calor? Esto no llama á las Pragmáticas de tragos e vestidos (5).

61 En los Indios se ha reparado, que se dexan crecer el pelo un poco mas largo que antiguamente se acostumbraba; y en las Indias, el desorden de andar cargadas de cuentas, ó avalorios en las gargantas, de zarcillos de estaño, y aun de plata en las orejas, y de puntas (son unos rudos colgajos de algodon[1]) en los ruedos de los typoys; y en tal qual algun listoncillo, y algunos pedazos de ruan. Todo es desorden grande expuesto á gravísimos inconvenientes, y pecados, y que arguye omision grande en los Padres Curas; pues no reparan, ni procuran atajar estos males. Por lo qual, encargo con todas veras, que lo reparen y remedien; de suerte, que quando vuelva á hacer la segunda Visita, no halle nada de lo sobredicho en que tropiece. En breve tropezarémos nosotros con otros inconvenientes incomparablemente mayores, y expuestos á verdaderos pecados, quan-

  1. Interpolação de Ibañez.