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es, los calores de Ẻspaña, que dẻshizieran el bronze. por esto troxaria la noche en dia, descansando poco rato del uno, y otra : madrugar harto temprano, no aprovecharia nada; pues levantandose el sol, abrasava luego la tierra, y los hombres. dẻ mas en quitandomẻ una vez un pañuelo, que trahia entre el sombrero, y la cabẻça, le hallẻ, como si fuera quemado a la lumbrẻ. antes de noche ẻl mismo aire estava mas caliẻnte de los hornos, y lluẻverian llamas, como agua. La segunda es el singular amparo del Señor, que en tiempo dẻ guerras, de rebueltas, quando los soldados, los picaros, y ladronas hazen todo mal por mare, y por tierra, no solam.te me há sacado de todos peligros, aunq siempre solo, sino en oyendo dezir, que yo iba a las Indias para * convẻrtir almas, y padẻçer por amor de Dios, pẻrsonas muy claras por nobleza, Religiosos, Mon= jas, y otros de mas assì me acatavan, y hagasojavan por el camino por las posadas, por los Co legios, que no tengo palabras para dẻclararlo. Graçias a Dios, pues quiere levantar mi pobreza, y guiarme a dilatar a su Santo nobre por Reynos estrangelos. Buelvamos agora a los compañeros. llegaron a Tolosa, y el mismo [S.r] Arçobispo allì detuvo el P. Balthassar ocho enteros dias, combitandole cada mañana, y tarde en su palaçio, llevandole en su coche, y honrandole assì, que segun el parẻçer de todos no huviera tratado cõ mas regalos, y maneras al proprio Rey. Quiso tambien, que hiziessẻ una platica al Pueblo; y fue tan grande el cõcurso dẻ mujeres, hombres, Señores, Señoras, Herẻges & que des de la mañana [and tu] fieron a la yglesia Catedral, y las guardas, que le pusiẻron, no pudian [cõ][en]frenarlos. Todos dezian, viva el Santo Rey, milagro de Dios, prodigio d'este siglo. antes de partir le diò el [S.r] Arçobiscpo un Santo Christo de Box, echura harto linda, y formosa, de çien doblones de valro : assi ne [ha sido testigo] assẻgurò el P. Rector, que le viò comprar en Paris. Largo fuera descrivir por menudo semejantes honras, que reçibiò en otras çiudades de françia hasta [a] Bordeaux. Ni temblò el de hablar cõ muchos hẻrẻges, arguyr cõ= tro ellos como un mayo?, descubrirles sus falsidadẻs, y con zelo de verdadero Apostol, induçirlos a la Catolica rẻligion. Desde Bordeaux por Baiona vino a Burgos corriendo la posta, y desde Bur= gos a Madrid en un cochẻ de seis caballos. Pues como el P. Balthassar era gordo de cuerpo, y de su persona no cuydaria mas, que de un pedaço de madera, y en el corrir se le moliò toda la sangre, en çinco dias se puso en la cama enfermo com tabardillo mortal, con flaqueza no= table, y cõ senales manifiestos de muerte. La sangre toda ẻra putrida, la sed ardiente, que huviera tragado los rios : no tenia gana de comer ni de dormir. Despues tuvo un en= çendimiento de entrañas, quẻ le assava los labios, y la lengua. Ẻn este tiempo raros exem= plos nos dexo de religiosas virtudes; y en acabando diez y nueve dias de su enfermedad muriò con lastima de toda la Ciudad, que no pudo gozar de su presentia, sino muerto. Muriò, con aquella suavidad de Ẻspiritu, quẻ trahia en el rostro, y alcançò al premio de sus Apostolicos trabajos, y desempacamiento de Reyno tan floreçido, como ẻl dẻ fez.

es, los calores de Ẻspaña, que dẻshizieran el bronze. por esto troxaria la noche en dia, descansando poco rato del uno, y otra : madrugar harto temprano, no aprovecharia nada; pues levantandose el sol, abrasava luego la tierra, y los hombres. dẻ mas en quitandomẻ una vez un pañuelo, que trahia entre el sombrero, y la cabẻça, le hallẻ, como si fuera quemado a la lumbrẻ. antes de noche ẻl mismo aire estava mas caliẻnte de los hornos, y lluẻverian llamas, como agua. La segunda es el singular amparo del Señor, que en tiempo dẻ guerras, de rebueltas, quando los soldados, los picaros, y ladronas hazen todo mal por mare, y por tierra, no solam.te me há sacado de todos peligros, aunq siempre solo, sino en oyendo dezir, que yo iba a las Indias para * convẻrtir almas, y padẻçer por amor de Dios, pẻrsonas muy claras por nobleza, Religiosos, Mon= jas, y otros de mas assì me acatavan, y hagasojavan por el camino por las posadas, por los Co legios, que no tengo palabras para dẻclararlo. Graçias a Dios, pues quiere levantar mi pobreza, y guiarme a dilatar a su Santo nobre por Reynos estrangelos. Buelvamos agora a los compañeros. llegaron a Tolosa, y el mismo [S.r] Arçobispo allì detuvo el P. Balthassar ocho enteros dias, combitandole cada mañana, y tarde en su palaçio, llevandole en su coche, y honrandole assì, que segun el parẻçer de todos no huviera tratado cõ mas regalos, y maneras al proprio Rey. Quiso tambien, que hiziessẻ una platica al Pueblo; y fue tan grande el cõcurso dẻ mujeres, hombres, Señores, Señoras, Herẻges & que des de la mañana [and tu] fieron a la yglesia Catedral, y las guardas, que le pusiẻron, no pudian [cõ][en]frenarlos. Todos dezian, viva el Santo Rey, milagro de Dios, prodigio d'este siglo. antes de partir le diò el [S.r] Arçobiscpo un Santo Christo de Box, echura harto linda, y formosa, de çien doblones de valro : assi ne [ha sido testigo] assẻgurò el P. Rector, que le viò comprar en Paris. Largo fuera descrivir por menudo semejantes honras, que reçibiò en otras çiudades de françia hasta [a] Bordeaux. Ni temblò el de hablar cõ muchos hẻrẻges, arguyr cõ= tro ellos como un mayo?, descubrirles sus falsidadẻs, y con zelo de verdadero Apostol, induçirlos a la Catolica rẻligion. Desde Bordeaux por Baiona vino a Burgos corriendo la posta, y desde Bur= gos a Madrid en un cochẻ de seis caballos. Pues como el P. Balthassar era gordo de cuerpo, y de su persona no cuydaria mas, que de un pedaço de madera, y en el corrir se le moliò toda la sangre, en çinco dias se puso en la cama enfermo com tabardillo mortal, con flaqueza no= table, y cõ senales manifiestos de muerte. La sangre toda ẻra putrida, la sed ardiente, que huviera tragado los rios : no tenia gana de comer ni de dormir. Despues tuvo un en= çendimiento de entrañas, quẻ le assava los labios, y la lengua. Ẻn este tiempo raros exem= plos nos dexo de religiosas virtudes; y en acabando diez y nueve dias de su enfermedad muriò con lastima de toda la Ciudad, que no pudo gozar de su presentia, sino muerto. Muriò, con aquella suavidad de Ẻspiritu, quẻ trahia en el rostro, y alcançò al premio de sus Apostolicos trabajos, y desempacamiento de Reyno tan floreçido, como ẻl dẻ fez.