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A su entiẻrro cõcurriò todo Madrid, llorando tal muerte, diziẻndo no ser digno el mundo dẻ tal per=
sona, y pidiendo pdeçillos de sus paños, vitellicas, pañuẻlos, y lo quẻ se pudiere cobrar, para
aguardarle como mẻmoria, y reliquia de Santo muy esclareçico. Sepultaron su cuerpo de baxo
del altar mayor, çerca del venerable Prẻ Nieremberg. al dia siguiente le cantaron misa
solenne, y dẻspues de diez dias le hiziẻron las honras muy famosas, con platica de su vida,
virtudes, y muerte, mandandosẻ, que fuessẻ emprimida, para satisfhazer a muchos, que
dessẻavan saberlas. Agora nos otros, aunquẻ somos, como hijos sin Padre, vamos
en hora buena ẻn nuẻstro camino hazia Lixboa. Partimos de Madrid a los veynte ynue
ve de Setiembrẻ, y con mucho trabajo, pẻligro de soldados Portughẻses, y Castẻllanos, nos
quedamos en Badajoz, que haze frẻnte a Portugal, hasta quẻ bolviessen los passaportes.
y aquì (ahi mi Dios, ahi Çiẻlo, ahi desventuras!) el mi compañero hà tenido una enfer=
medad muy grave de un mes, de la qual me parẻçẻ, quẻ Dios le hà sacado, y no los hom
bres, pues yà dẻclinaba a su Tabardillo. yò siempre le he assistido de Dia, y de nochẻ.
Mucho en verdad me pẻsava, si Dios huviera querido llamar a si estẻ tambien. mas
quien sabe los consejos de Dios, y sus voluntades? Toda vez, alabado sea por siempre
su Santo nombre, hà salido yà de la cama, anda bolviendo a sus fuẻrças assì, que
mañana irẻmos hazia yelves, y dẻspues a Lixboa, adonde nos estan ẻsperando de lar
go tiẻmpo, y nos han embiato muchos rẻcaudos. Plẻga a Dios, que llegamos cõ buena sa=
lud hasta las Indias, y llẻvamos adelantẻ nuestro Santo Proposito, para que puedamos
allì gastar nuestras vidas en su serviçio, y finalm.te morir descabẻçados, o matados en
qualquiera modo por su gloria. Ahi mi caro Prẻ Athanasio, y tres, y quatro vezes caro,
le asseguro, que tengo a su memoria emprimida en el coraçon assi, que ni la misma
muerte podia quitarla. hasta agora no se hà perdido nada, antes vive mas fixa, ni dexo
de acordarme de su persona en mis Ornes, y Sagrif.os. Yò me hallo muy bien, ni he
tenido jamaz mejor salud de la quẻ por su misericordia me cõçede el Señor. agora puedo
estudiar todas materias, y estando en Madrid he aprẻndido muchissimas cosa mathẻmatica
Graçias a Dios, y a la Virgẻn. pues mi caro Padre, quanto me holgara de reçibir una carta
escrita de su mano, antes de partir dẻ Lixboa! Le pido este cõsuelo, y no se olvide
de felipe su siervo en sus Ornes, y Sacrif.os. Badajoz 7. 9bre 1667.
De V. R. Siervo
Felipe Libertozzj

A su entierro concurrió todo Madrid, llorando tal muerte, diciendo no ser digno el mundo de tal persona, y pidiendo pedacillos de sus paños, vitellicas, pañuelos, y lo que se pudiera cobrar, para aguardarle como memoria, y reliquia de Santo muy esclarecido. Sepultaron su cuerpo de bajo del altar mayor, cerca del venerable Padre Nieremberg. Al día siguiente le cantaron misa solemne, y después de diez días le hizieron las honras muy famosas, con plática de su vida, virtudes, y muerte, mandándose, que fuese imprimido, para satisfacer a muchos, que deseaban saberlas. Agora nosotros, aunque somos, como hijos sin Padre, vamos en hora buena en nuestro camino hacia Lisboa. Partimos de Madrid a los veintinueve de Setiembre, y con mucho trabajo, peligro de soldados Portugueses, y Castellanos, nos quedamos en Badajoz, que hace frente a Portugal, hasta que volviesen los pasaportes. Y aqui (ahi mi Dios, ahi Cielo, ahi desventuras!) el mi compañero ha tenido una enfermedad muy grave de un mes, de la qual me parece, que Dios le ha sacado, y no los hombres, pues ya declinaba a su Tabardillo. Yo siempre le he assistido de dia, y de noche. Mucho en verdad me pesaba, si Dios hubiera querido llamar a si este también. Mas quien sabe los consejos de Dios, y sus voluntades? Toda vez, alabado sea por siempre su Santo nombre, ha salido ya de la cama, anda volviendo a sus fuerzas así, que mañana iremos hacia Yelbes, y despues a Lisboa, adonde nos están esperando de largo tiempo, y nos han enviado muchos recados. Plega a Dios, que llegamos con buena salud hasta las Indias, y llevamos adelante nuestro Santo Propósito, para que podamos allí gastar nuestras vidas en su servicio, y finalmente morir descabezados, o matados en qualquier modo por su gloria. Ahi mi caro Padre Athanasio, y tres, y quatro vezes caro, le asseguro, que tengo a su memoria imprimida en el corazón así, que ni la misma muerte podría quitarla. Hasta agora no se ha perdido nada, antes vive mas fija, ni dejo de acordarme de su persona en mis Oraciones, y Sagrificios. Yo me hallo muy bien, ni he tenido jamás mejor salud de la que por su misericordia me concede el Señor. Agora puedo estudiar todas materias, y estando en Madrid he aprendido matemáticas gracias a Dios, y a la Virgen. Pues mi caro Padre, quanto me holgara de recibir una carta escrita de su mano, antes de partir de Lisboa! Le pido este consuelo, y no se olvide de Felipe su siervo en sus Oraciones, y Sacrificios. Badajoz 7 Noviembre 1667.

De Vuestra Reverencia Siervo

Felipe Libertozzi